Este viernes, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), publicó los resultados de su Encuesta Nacional de Empleo, correspondiente al trimestre abril-junio del año en curso, evidenciando el contundente impacto que ha tenido el COVID-19 en el mercado laboral.
Esto porque el informe reportó que la tasa de desocupación alcanzó un 12,2%, siendo la más alta desde 2010.
Cabe recordar que, en la entrega marzo-mayo del mismo informe, la cesantía alcanzó el 11,2%, mientras que en la de enero-marzo fue de 8,2%, por lo que se observa una clara tendencia al alza.
Esto se traduce en más de 960 mil personas sin empleo que quieren trabajar, de un universo de 8 millones 139 mil personas de la fuerza laboral.
Más aún, si a ellos se suman las 801.800 (18,1% del total de los ocupados) personas que están en la categoría de “ocupadas ausentes”, ya que se encuentran bajo la Ley de “Protección del empleo”, la cifra asciende a los casi 2 millones de personas.
Según sexo, y por primera vez en la historia, la tasa de desocupación de hombres (12,6%) es mayor a la de mujeres (11,7%).
En tanto, la población fuera de la fuerza de trabajo se expandió 31,6%, impactada por personas que, en su mayoría, no estaban buscando un empleo, pero se encontraban disponibles para trabajar, conformando la denominada fuerza de trabajo potencial, y por los inactivos habituales.
Este mayor tránsito hacia la inactividad se debería a las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia de COVID-19, sostiene el informe, lo que ha implicado que las presiones sobre el mercado laboral (alza de la desocupación), sean menores.
Los ocupados totales tuvieron una disminución de 20,0%, cifra incidida tanto por las mujeres (-23,5%) como por los hombres (-17,3%).
Esta drástica reducción fue influenciada por los sectores del comercio (-24,0%), construcción (-30,6%) y alojamiento y servicio de comidas (-48,5%), en tanto que por categoría ocupacional los principales retrocesos se observaron en los trabajadores por cuenta propia (-34,7%) y los asalariados formales (-10,0%).
Finalmente, la tasa de ocupación informal alcanzó 22,3%, descendiendo 5,3 puntos porcentuales en doce meses. Según sector económico, el descenso de los ocupados informales se debió, principalmente, al comercio (-38,3%) y alojamiento y servicio de comidas (-62,3%), ambos sectores fuertemente impactados por la contingencia nacional que ha impedido el normal desarrollo de las actividades económicas.