La actividad se desarrolló el domingo 19 de noviembre.

Con un marco de público impresionante, el domingo 19 de noviembre, será un día difícil de olvidar para todos los vecinos y vecinas de Esmeralda, ya que en una misa presidida por el Monseñor Alberto Lorenzelli, además de toda la familia Esmeraldina, en cuanto a padres, párrocos, acólitos, además de autoridades, estuvieron presentes en la consagración de la parroquia, la cual tuvo que esperar cerca de 15 años para que se realizara.

Luego de llegar junto al Párroco de Esmeralda, padre Jorge Osorio, en el carro rodeado por Cuasimodistas, Monseñor Lorenzelli procedió a ingresar a la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Esmeralda, donde antes realizó el ritual de consagración al golpear tres veces con su báculo, abrir la puerta principal, acto que dio paso al ingreso de la comunidad y a la procesión de los acólitos, los diáconos, los sacerdotes y el Párroco Osorio.

En la oportunidad monseñor Lorenzelli bendijo el agua, la cual fue asperjada sobre los muros y la asamblea presente y donde el padre Osorio le entregó las llaves del templo a Monseñor Lorenzelli.

La celebración continuó con la Liturgia de la Palabra, y después de la homilía fueron incensadas las murallas, el Sagrario y el Altar, dando inicio al rito de la consagración de la Mesa del Sacrificio Eucarístico, sobre la cual se esparció el Santo Óleo, para luego dar paso al revestimiento del mismo, con manteles, cirios y la Cruz del Señor, además de flores en el piso en ambas esquinas.

“Estamos muy felices que Esmeralda pueda tener su templo renovado y que aquí puedan tener un punto de encuentro para la comunidad cristiana pero para la comunidad más amplia creyentes y no creyentes y que sea un punto de encuentro para esas inquietudes más profundas que todo hombre y que toda mujer va buscando en su vida.” Mencionó Monseñor Alberto Lorenzelli al micrófono de Radio Colina.

Luego, al finalizar la misa se realizó una celebración con toda la comunidad en la parte trasera de la parroquia ya consagrada, en la cual se sirvió un vino de honor, para agradecer y hacer salud junto con los feligreses, se bailó cueca y se compartió con toda la comunidad Esmeraldina.